El aislamiento insuflado o proyectado por medio de celulosa o lanas minerales, es un gran desconocido para la mayoría de las personas, pero es un sistema que lleva utilizándose durante muchos años y que está perfectamente aceptado y regulado en términos normativos. La solución funciona, las personas que ya lo están disfrutando lo recomiendan y de hecho, se está extendiendo cada vez más como sistema económico, rápido y realmente ventajoso a la hora de proporcionar ahorro energético y confort. 

El insuflado no es mejor ni peor que ningún otro aislamiento, simplemente cubre de forma efectiva una necesidad de mercado de millones de personas que en su vivienda tienen cámara de aire, necesitan asilar y no pueden o quieren perder espacio ni enfrentarse a grandes obras. 

Hubo varias décadas, especialmente entre los 70 y principios de los 90 donde se construía dejando una cámara de aire con la intención de que ésta hiciera de barrera aislante entre el exterior y el interior de la vivienda. El problema es que esas cámaras de aíre no eran estancas, así que ese aire estaba intercambiándose con el del exterior continuamente, haciendo que la pared interior se comportara como si estuviera en contacto directo con el exterior. 

Así que, nos encontramos en plena necesidad de reducir la demanda energética de las viviendas, pero con millones de edificios donde resulta excesivamente caro, o simplemente imposible en términos constructivos aislar las fachadas si no es aprovechando dichas cámaras de aire. 

El mayor problema al que se enfrenta el insuflado es la humedad, y es que, si esas cámaras de aire no son estancas al aire, tampoco lo son a la humedad. Afortunadamente, y especialmente gracias a los desarrollos de materiales en países del centro y norte de Europa donde la humedad es realmente un problema en los edificios, se han desarrollado productos aislantes totalmente impermeables que garantizan que el aislamiento no perderá prestaciones a lo largo de su vida útil ni tampoco transmitirá humedad al interior de la vivienda. 

Uno de estos productos es la lana mineral de vidrio blanca, que proviene del vidrio reciclado y no absorbe agua, lo que la hace ideal para las fachadas de ladrillo (el ladrillo es muy absorbente) aunque también para buhardillas, donde existen riesgos de goteras. Además, este problema es tan evidente que está contemplado en el actual Código Técnico de la Edificación en España (CTE), donde se indica que los aislantes instalados en lugares que no tengan garantizada la estanqueidad al agua deben ser obligatoriamente hidrofóbicos (no amigos del agua).

La humedad en las fachadas es un problema recurrente en los edificios. Si aislamos por el interior y dicho aislante no es repelente al agua, se pueden dar circunstancias como que el asilamiento pierda sus propiedades aislantes por la humedad, o incluso que al «empaparse» se convierta en un transmisor tanto de humedad como de frío de forma directa entre el exterior y el interior de la vivienda.

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